Rosquillas de anís

Batimos los huevos con el azúcar hasta que espumen, es decir, que monten un poco. Añadimos el anís y volvemos a batir todo hasta que quede integrado.

A continuación, añadimos el aceite de oliva y seguimos batiendo hasta que se integre.

Mezclamos la levadura con la harina y lo añadimos a la mezcla poco a poco hasta conseguir una masa que se pega pero manejable.

Hacemos una bola con la masa y la envolvemos en film transparente. Dejamos que repose una hora en el refrigerador.

Una vez haya reposado, le damos forma a la masa.

Ponemos al fuego una sartén con abundante aceite de oliva y en ella vamos a freírlas.

Después de todo el trabajo, no queremos que se nos pasen o se queden crudas por dentro. Para ello, el aceite que tenemos en la sartén lo ponemos a fuego medio sin que llegue a humear y freímos en tandas de no más de 6 rosquillas, para que no se enfríe mucho el aceite. Tampoco os asustéis si caen al fondo, vuelven a subir, pues con la temperatura engordan un poco.

Cuando estén doraditas por ambos lados, las colocamos sobre papel de cocina absorbente para eliminar el exceso de aceite y dejamos que enfríen.

Una vez eliminado el exceso de aceite las ponemos en una fuente y espolvoreamos con azúcar glas (azúcar flor).