Albóndigas en salsa de azafrán

Comenzamos preparando la masa de las albóndigas. En un bol, ponemos la carne picada, los huevos, el pan rallado, una cebolla y dos dientes de ajo bien picaditos, media cucharadita de sal y el perejil fresco picado. Mezclamos con una espátula o con las manos limpias hasta integrar todos los ingredientes.

Cuando la masa esté lista, hacemos bolas del tamaño de una pelota de golf y las colocamos en una fuente. Para que no se os pegue la masa en las manos, nos ayudaremos con unas gotitas de aceite de oliva. Después, en un plato las pasamos por harina y las reservamos para el momento de freírlas. Con estas cantidades que os paso, me salieron 23 albóndigas.

Calentamos a fuego medio 100 mls de aceite de oliva en una sartén y freímos las albóndigas por tandas hasta que estén doraditas. Las escurrimos bien y las dejamos en un plato con papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.

Por otro lado, preparamos la salsa. En una cazuela, añadimos tres cucharadas de aceite y calentamos a fuego medio bajo. Añadimos la otra cebolla y cuando esté casi pochada (unos 10 minutos), echamos dos dientes de ajo picados finos y rehogamos otros 5 minutos más. Incorporamos ahora la hoja de laurel, el resto de sal y la cucharada sopera de harina. Removemos con una espátula para tostar la harina durante un par de minutos. Vertemos poco a poco mientras mezclamos el vino blanco y el caldo de pollo. Cocinamos durante unos minutos hasta conseguir una salsa espesa. (Podéis triturar la salsa para que quede más fina).

Metemos las albóndigas en la salsa y cocinamos durante 10 minutos. Mientras tanto, molemos las hebras de azafrán en un mortero y las añadimos a la cazuela. Mezclamos suavemente y dejamos a fuego un poco más bajo otros 10 minutos. Ya veréis lo bien que huele, ¡espectacular! Podemos acompañar las albóndigas en salsa de azafrán con unas patatas fritas y así obtendremos un plato de lo más completo.