Tortilla de puerros con queso fundido

En primer lugar, vamos a hacer la tortilla de puerros. Lavamos y cortamos en rodajas finas la parte blanca del puerro y lo pochamos en aceite de oliva.

Cuando esté blando y con un poco de color, lo escurrimos y sazonamos.

Batimos los huevos y añadimos 1 cucharada de levadura y el puerro. Mezclamos y cuajamos la tortilla en una sartén al fuego.

Por otro lado, calentamos una sartén sin aceite y añadimos el bacon. Lo doramos. Espolvoreamos por encima un poco de orégano y sal de escamas. Apartamos del fuego y reservamos.

Cortamos el calabacín en tiras finas.

Ponemos una sartén al fuego con un poco de aceite de oliva y ajo picado. Lo doramos y después añadimos el calabacín y lo salteamos durante un minuto. Sazonamos y reservamos.

Metemos el queso camembert en el congelador para que esté duro.

Una vez congelado, lo cortamos en forma de triángulos y lo pasamos por harina, huevo y pan rallado.

Lo volvemos a guardar en el congelador un mínimo 6 horas antes de utilizarlo.

Pasado ese tiempo, lo freímos en aceite bien caliente.

Limpiamos muy bien las hojas de espinaca.

Rallamos la monda de una naranja y mezclamos la ralladura con el aceite, vinagre, mostaza de Dijón, azúcar, sal y pimienta.

Mezclamos las espinacas, los gajos de naranja y la vinagreta.

Cortamos una ración de tortilla de puerros, ponemos al lado un trozo de queso camembert, bacon crujiente, las tiras de calabacín y un bouquet de ensalada de espinacas.