Jalea de membrillo

Lavar los membrillos pero no pelarlos ni quitarles el corazón ni las semillas.
Colocarlos en una cazuela con agua que sólo los cubra y añadir el zumo de un limón por cada kg. de membrillo.
Cocerlos a fuergo moderado hasta que estén muy tiernos, casi deshechos.
Ponerlos en un colador sobre una olla alta, para que el líquido que rezumen no toque el colador. Dejarlos escurrir toda una noche, o un día completo para recoger todo el jugo, pero sin presionar los membrillos para que no se enturbie, esto es importante porque queremos una jalea muy translúcida.
Pesar el jugo obtenido y añadir 800 grs. de azúcar por cada kg. de líquido.
Cocerlo alternativamente a fuego fuerte y lento, para poder espumarlo a menudo.
Mantenerlo así no menos de hora y media y no más de dos, hasta que adquiera un bonito color rojo rubí.
Sabremos que está listo cuando se desprenda de la cuchara en gotas gruesas y pesadas.
Verterlos en los tarros de cristal esterilizados. Cerrarlos cuando la jalea esté fría.

Foto del plato terminado: