Galletas de miel, avena y pasas
INGREDIENTES PRINCIPALES
- 120 gr de harina de trigo (normal)
- 60 gr de harina de trigo integral
- 1 cucharadita de levadura química (estilo Royal)
- 1 cucharadita de bicarbonato sódico
- 1 cucharadita de canela
- 1/2 cucharadita de sal
- 130 gr de aceite de girasol (o de oliva, pero suave)
- 80 gr de azúcar moreno
- 100 gr de miel
- 2 huevos
- 1 cucharadita de esencia de vainilla
- 220 gr de copos de avena (yo los compro ecológicos, de la marca EcoCesta)
- 150 gr de pasas (yo he usado sultanas, pero las de Corinto también valen)
Preparación de la receta
La vida es así. A uno le gustaría tomar todos los días tarta de queso y Nocilla de postre, pero hay que mantener el equilibrio. Y es que, en nuestra dieta saludable, tiene que haber sitio también para desayunos normocalóricos, que nos den energía y estén ricos pero también que no abusen del azúcar y las grasas saturadas.
Para que os hagáis una idea, en esta receta, el porcentaje de azúcar es aproximadamente un 16%, la misma cantidad que los Special K. Y muy poquitas grasas hidrogenadas ni saturadas: ni mantequilla, ni queso, ni aceite de palma ni de coco, sólo los huevos aportan algo de colesterol. Si este tema os preocupa, podéis no echar los huevos enteros y echar sólo las claras, pero son dos huevos repartidos en 30 galletas así que tampoco es que toquen a mucho. Eso sí, bien de hidratos de carbono para darnos energía y un puñado de pasas, que nos ayudan con la memoria.
Para 30 galletonas hermosas:
Enciende el horno para que vaya precalentando a 160 ºC (calor arriba y abajo) y forra la bandeja del horno con una lámina de papel de hornear.
En un bol grande, mezclamos las harinas, la levadura, el bicarbonato, la canela y la sal.
En otro bol, batimos el aceite con el azúcar. Añadimos la miel, los huevos y la esencia de vainilla y lo batimos todo junto.
Vertemos nuestra mezcla de los ingredientes líquidos sobre los sólidos y removemos ligeramente. Por último, añadimos los copos de avena y las pasas y lo mezclamos todo con una espátula hasta obtener una plastuza homogénea.
Con ayuda de una cuchara sopera vamos cogiendo trozos de la masa y repartiéndolos por la bandeja de hornear. Como podéis ver, yo no me preocupo mucho por la forma de las galletas. La masa es pegagosa y es realmente difícil darles una forma redondeada. Teniendo en cuenta que el sabor es el mismo, yo hace tiempo que prefiero tener galletas amorfas que pasarme 3 horas peleándome con la masa. Para que os hagáis una idea del tamaño, a mi me cupieron 15 galletas por bandeja, así que tuve que hacer dos tandas de horno.
Horneamos durante 10-13 minutos, hasta que las galletas estén doraditas. Por último, retiramos la bandeja del horno y dejamos enfriar un poco antes de manipularlas (si lo intentamos nada más sacarlas, se nos romperán). En unos 5-10 minutos ya podemos pasarlas a una rejilla para que enfrien completamente.
Como llevan levadura, el resultado es una galleta tostadita por fuera pero “abizcochada” por dentro. Vamos, pura locura.
Foto del plato terminado:
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