Conejo al ajillo

En primer lugar, ponemos a calentar una cazuela a fuego medio, mientras salpimentamos el conejo, una vez la cazuela está caliente añadimos unas tres cucharadas de aceite de oliva, esperamos unos segundos y incorporamos el conejo.
Lo comenzamos a freír por los dos lados, cuando comiencen a estar dorados añadimos los dientes de ajo ( a los que haremos una pequeña incisión con el cuchillo en un lado) y la hoja de laurel.

Picamos la cebolla en trocitos bastantes pequeños, ya que buscamos que se deshaga en la salsa. La incorporamos a la cazuela y comenzamos a rehogarlo todo junto, cuando la cebolla comience a tener un tono dorado ponemos el puerro picado. Rehogamos todo junto, y vertemos el vino, el coñac y el agua. Salpimentamos al gusto y tapamos.
Ponemos el fuego a temperatura media y lo dejamos cocinando unos 40 aproximadamente, removiendo de vez en cuando. Cuando falten unos 10 minutos para finalizar, incorporamos la picada.

Para la picada, ponemos en un mortero 2 dientes de ajo, un poco de sal, un manojo de perejil y las almendras, y lo machacamos todo muy bien.
Podemos acompañar el conejo con diferentes elaboraciones, una de ellas puede ser unas patatas asadas al horno, aromatizadas con tomillo, romero, orégano, sal y pimienta.

Precalentamos el horno a 200ºC, calor arriba y abajo.
Limpiamos bien las patatas, después les hacemos un corte por la mitad, y luego le realizamos unos cortes en diagonal, y después igual pero en sentido contrario, estos cortes los aromas penetrarán mejor.
Ponemos un poco de aceite de oliva en la bandeja y vamos colocando las patatas, las salpimentamos, y le ponemos por encima las hierbas ligeramente troceadas junto a un chorrito de aceite de oliva. En la bandeja vertemos medio vaso de vino y un ¼ de vaso de agua. Introducimos en el horno durante unos 40 minutos mas o menos dependiendo del horno. Tienen que quedar doraditas por fuera y tiernas por dentro.