Pan de oro

Lo primero que tenemos que hacer es preparar el fermento para la masa madre. Preferiblemente lo haremos por la mañana tempranito o por tarde-noche, ya que lo tendremos que dejar reposar unas 10 horas antes de continuar.

Vamos allá, para preparar la masa madre vamos a disolver la levadura en agua tibia (es muy importante que no queme, solo la necesitamos tibia) y la mezclamos con la harina. A continuación añadimos la yema de huevo y el azúcar y removemos hasta que se integren bien todos los ingredientes (te va a quedar una masa líquida). Tapamos con film y dejamos en la nevera unas 10 horas. Pasado ese tiempo veremos que la masa ha duplicado o triplicado su tamaño y está llena de burbujas.

Pasado ese tiempo y conseguido la masa madre, vamos a proceder con la primera masa. Para ello disolvemos la levadura en las dos cucharadas de agua tibia (recuerda que no debe estar demasiado caliente) y la mezclamos muy bien con la masa madre que ya tenemos lista. A continuación le añadimos el azúcar, la harina y el huevo batido. Amasamos hasta obtener una masa suave y firme. En ese momento pondremos la mantequilla en pomada y amasaremos muy bien hasta que se integre. Si la vas añadiendo despacito (añades un poco y amasas, añades un poco y amasas,...) te resultará mucho más fácil. Amasa muy bien hasta que te quede una masa suave, elástica y brillante. Tapamos con un paño limpio y dejamos reposar en un lugar cálido (por ejemplo dentro del horno con el horno apagado) hasta que doble su volumen. En este momento podemos optar por seguir con el tercer paso o dejarlo en la nevera hasta que dispongamos del tiempo para hacerlo.

Para hacer la masa final añadimos a la primera masa los huevos batidos (mezclamos bien), la sal y el azúcar (mezclamos bien), el zumo de mandarina y las semillas de la vaina de vainilla (para ello abrimos la vaina de vainilla a lo largo y con la punta de un cuchillo sacamos todas las semillitas) y, finalmente, la harina. Reservamos la mantequilla para el paso 4.

Finalmente amasaremos unos 15 minutos, hasta conseguir una masa suave, lisa y elástica. Dejamos reposar hasta que doble su volumen. Pasado el tiempo puedes continuar o guardar la masa en la nevera hasta que puedas continuar.

Enharinamos la superficie de trabajo y desgasificamos la masa, para ello la amasamos hasta que suelte el aire y la estiramos dándole forma rectangular. Pintamos toda la superficie con la mantequilla a temperatura ambiente.

Doblamos por la mitad para que la mantequilla se nos quede dentro y doblamos la masa en tres pliegues (cada extremo hacia el centro como si fuese un folleto). Envolvemos en papel fil y metemos en la nevera un mínimo de 30 minutos. Pasado ese tiempo repetimos los pliegues dos veces más, es decir: sacamos de la nevera, estiramos la masa en forma rectangular, hacemos tres pliegues, envolvemos en film e introducimos en la nevera unos 30 minutos más.

Enharinamos nuestros dos moldes para Pandoro primero con mantequilla y después con azúcar glas. En este momento dividimos la masa en dos (porque con esta receta saldrán dos Pandoros hermosos)

Dejamos reposar unas 2-3 horas o hasta que veamos que su tamaño ha crecido mucho. Y digo mucho porque va a crecer MUCHO. Su tamaño se va a triplicar, incluso en el horno va a crecer un poco más.

Precalentamos el horno a 180 ºC y horneamos durante 15 minutos (vamos a colocar la bandeja del horno en un escalón por debajo del centro). Pasados estos 15 minutos bajamos la temperatura del horno a 160 ºC y dejamos unos 20 minutos más. Se nos va a dorar muy rápido, por lo que es importante que cuando veas que ya ha cogido color lo tapes con papel de alumino para que no se te queme.

Dejamos enfriar sobre una rejilla y volcamos para desmoldar. Espolvoreamos con azúcar avainillado antes de servir.