Espirales de pizza

Pon en un bol la levadura despedazada con la cucharada de azúcar y un chorrito de agua tibia, revuélvelo bien y déjalo fermentar. En un bol grande pon la harina y la sal e incorpora el fermento y la cucharada de aceite. Mezcla ayudándote con un tenedor y ve agregando el agua tibia, de a chorros, mientras sigues mezclando. Cuando se empiece a formar la masa tendrás que meter las manos en ella. Tiene que quedar con una consistencia blanda pero sin que se te quede pegada en las manos. Ve agregando harina de a poco hasta lograr la consistencia deseada. Forma un bollo con la masa, ponla en el bol con un poco de harina en el fondo para que no se pegue, tapa el bol con un paño y déjala levar durante 1 hora o hasta que doble su tamaño.

Pon papel de horno sobre la mesada, espolvoréalo con harina y ve dándole forma rectangular a la masa ayudándote con el palo de amasar. Tiene que ser gruesita así que no estires mucho. Dejando un margen de 4 cm de arriba y de abajo, comienza a poner las lonchas de queso sin encimarlas cubriendo todo el ancho de la masa. Luego coloca las de jamón cubriendo toda la superficie del queso. Espolvorea con orégano. Moja los 4 cm de masa de arriba como si fueras a cerrar una empanada, vuelca los 4 cm de abajo sobre el relleno y a partir de allí enrolla hasta el final. Espolvorea con harina el papel de horno y apoya el rollo con la unión de la masa hacia abajo. Deja levar otra horita.

Corta trozos de 2,5 cm y colócalos en una placa de horno cubierta con papel de horno, dejando una separación de 3 cm. Cuando tengas los espirales preparados y mientras la masa vuelve a levar un poco más, calienta el horno a 180º C. El tiempo de cocción varía de acuerdo al horno pero serán unos 35 minutos. Hay que ir mirando, cuando la masa esté apenas rubia ya están listos. Se dejan enfriar y se sirven en una fuente.

Foto del plato terminado: