Ensalada de tomate y queso de cabra

Lo más especial de esta ensalada es el aliño. Por ello, y porque es necesario que los sabores de éste se empalmen unos con otros, será lo primero que preparemos.

Para empezar, pelaremos y abriremos el diente de ajo. Una vez abierto, eliminaremos el germen que es la parte central del ajo. No es algo totalmente imprescindible pero eliminándolo, evitaremos que nos repita el ajo.

Cortamos el ajo en 4 o 5 trozos y lo echamos en un machacajos o mortero. Agregamos al mortero un poco de sal. A continuación machacamos bien el ajo. Cuando tengamos el ajo bien machacado, añadimos el resto de ingredientes de nuestro aliño. Para empezar, una cucharadita de mostaza. Después, una cucharadita colmada de azúcar y una cucharadita de tomillo seco. Para terminar, una cucharada sopera de vinagre y cuatro cucharadas soperas de aceite de oliva.

Con ayuda de una cuchara, mezclamos bien todos estos ingredientes hasta que la mezcla sea compacta. Un consejo es echar a la mezcla un chorrito de agua con el fin de suavizar el sabor del aliño, ya que de por si es bastante fuerte.

Pasamos a montar la ensalada. En primer lugar, cortaremos los tomates en gajos y el queso de cabra en cuñas, más o menos del tamaño de los gajos de tomate.

En una fuente, colocaremos los gajos de tomate de tal forma que entre cada gajo dispongamos a continuación un taco de queso, de forma alternada.

Con las manos, trocearemos un poquito las nueces y las espolvorearemos encima del tomate y el queso. Removemos el aliño una última vez, ya que el aceite se habrá quedado en la superficie, y con ayuda de una cuchara lo echamos por encima de nuestra ensalada.

Una ensalada sencilla, baja en calorías, fácil que hacer y que triunfará entre tus visitas.

Foto del plato terminado: