Escapadas con gusto: Tenerife y La Gomera

La isla de Tenerife nos cautiva, con sus dos imágenes más características: el Teide y su mar omnipresente. Durante este viaje nos dejamos seducir por los paisajes volcánicos únicos.

En la Denominación de Origen Tacoronte-Acentejo visitamos Bodegas Monje en el término municipal de El Sauzal, al norte de Tenerife.  Nos recibe su propietario, Felipe Monje, con el que recorremos el viñedo, ubicado a unos 600 metros del mar. Finalizamos con una cata de algunos de los 11 tipos de vino que elaboran en la bodega.

La primera parada gastronómica la realizamos en la Orotava, para probar los platos del Hotel Rural La Victoria. El menú se compone de croquetas de bacalao con mojo rojo y mojo verde; ensalada de queso de cabra con miel de palma y conejo en salmorejo, todo ello regado por vino de la tierra. Finalizamos con un curioso sorbete de hinojo.

Posteriormente, iniciamos la ruta por el Parque Geológico de la Cueva del viento que nos muestra diferentes fenómenos volcánicos, con numerosos restos de lava, procedentes de las coladas formadas en la primera erupción del volcán Pico Viejo, situado junto al Teide. El responsable de la Cueva del Viento, Sergio Socorro, nos explica todo lo que se encuentra en los más de 17 kilómetros de extensión de la cueva.

Pasamos la noche en el Hotel Rural Casa Blanca en Los Realejos.

Al día siguiente pusimos rumbo al Acantilado de los Gigantes, en Santiago del Teide, para aproximarnos lo máximo posible al volcán. De camino podemos ver el Parque Natural de Teno con las paredes rocosas del acantilado conocidas, por los antiguos habitantes de la zona llamados guanches, como Los Gigantes o La Muralla del infierno. Es en enclave perfecto para practicar deportes de agua, como el kayak.

Llegamos al municipio de Santiago del Teide donde se encuentra el Hotel Rural Señorío del Valle, un complejo rural donde almorzamos. Degustamos platos de la gastronomía canaria más auténtica como la albacora, una especie de atún, con mojo rojo y papas, la carne fiesta compuesta de trozos de cerdo guisados con verduras y una tarta de calabaza, almendras y pasas bautizada con el nombre de Doña Mercedes.

Montamos en mountain bike y disfrutamos de paisajes como el del Teide, el Volcán de Chinyero, que tiene la erupción más reciente de las seis históricas que se han registrado en Tenerife. Tuvo lugar en noviembre de 1909 y duró diez días dando lugar a varios ríos de lava, cuyos restos encontramos en esta ruta. Nos dirigimos al Parque Nacional del Teide, donde se ubica el Parador Las Cañadas del Teide.

Por la mañana, visitamos el entorno de este parque, considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Nos detenemos en sus distintos miradores para contemplar otros volcanes de menor magnitud como el de Samara o el de Pico Viejo. Hacemos un alto en el Anfiteatro de las Cañadas, formado hace unos 170.000 años.
Subimos al Teide y nos dirigimos al mirador desde donde se ve el Pico Viejo, el segundo volcán más alto de Tenerife. Entró en erupción en 1798 constituyendo lo que se conocen como Narices del Teide.

Volvemos al Parador Nacional Las Cañadas del Teide para tomar el almuerzo. Aquí, su jefe de cocina, Javier Carballo, nos propone varios platos de la gastronomía canaria más tradicional, pero ligeramente actualizados. Comemos puchero canario acompañado de escaldón de gofio, algo muy típico de la cocina canaria, con trocitos de cebolla. Como postre, Javier prepara un Volcán de Chocolate, hecho con biscuit de higo, helado de turrón y vainilla, chocolate blanco y chocolate negro.

Abandonamos el norte de Tenerife y nos dirigimos al sur de la isla. La localidad de Granadilla de Abona es nuestro siguiente destino. Nos hospedamos en el Hotel Rural Senderos de Abona y damos una vuelta por el pequeño municipio.
Probamos una cena típica canaria. Degustamos bubangos rellenos, garbanzas guisadas y de plato fuerte un cordero con papas arrugás. Damos buena cuenta de todos los platos que rematamos con un flan o quesillo, como se conoce este postre en la gastronomía canaria.

Al día siguiente, iniciamos el viaje a La Gomera. Se encuentra en la parte occidental del archipiélago canario y es otra isla volcánica. Nos adentramos en el Parque de Garajonay, que tiene una superficie de casi 4.000 hectáreas. Es el lugar ideal para practicar el senderismo y disfrutar de preciosos paisajes.

En La Gomera se elaboran vinos desde tiempos inmemoriales pero no es hasta el año 2003 cuando se reconoce la Denominación de Origen que los protege. Con el director técnico de bodega insular, Ricardo Gutierrez, recorremos un viñedo y con él asistimos a una cata maridaje para conocer los vinos gomeros. Los vinos blancos componen un 90% de la producción de esta zona y son elaborados con la uva forastera gomera. En nariz dan tonos de manzana y cítricos. Probamos varios vinos tintos, hechos para consumir en el año.

Nos acercamos hasta la localidad de Hermigua, en el norte de la isla, paraíso verde de bancales y plataneras. Paloma Mengibar, propietaria de una finca platanera, nos explica las peculiaridades de estas plantas.
Nos instalamos en el Hotel Rural Ibo Alfaro, también en Hermigua. Degustamos un puchero canario de berros, entre otros platos típicos.

Nos acercamos hasta un molino para ver cómo se obtiene el gofio y cuál es su proceso de elaboración. Es muy nutritivo, se toma tanto en salado como en dulce, acompañando a multitud de recetas de la cocina canaria.

Nos dirigimos hacia San Sebastián, donde Cristóbal Colón hizo escala en el viaje del Descubrimiento de América y los dos viajes posteriores. Aquí se puede visitar el lugar donde se hospedó el Almirante, que actualmente es el Museo Casa de Colón. Hay otros sitios de interés para visitar en el municipio como la Torre de Conde o el Pozo de la Aguada, con cuya agua, se dice, que se bautizó América.

Visitamos a Fabian Mora, un joven cocinero gomero que se encarga de la cocina de los restaurantes Conchita y Torre del Conde, ambos situados en la isla. Descubrimos de su mano todos los secretos sobre el almogrote, que es una especie de paté de queso y las papas arrugás.

Fabian nos despide con el típico silbo gomero, que se utilizaba antaño en la isla para comunicarse a grandes distancias y que hoy es asignatura obligatoria en los colegios de La Gomera.