Tiropitakia kuru (empanadillas de queso feta de maría zannia)

Encendemos el horno y lo precalentamos a 180ºC con calor arriba y abajo.

En un cuenco, mezclamos la mantequilla a temperatura ambiente con el yogur griego y la pizca de sal. Podemos hacerlo con una espátula o una rasqueta. Lo integramos bien.

A continuación vamos añadiendo poco a poco la harina. Yo he ido incorporando de 50 en 50 gramos y la he ido mezclando con ayuda de la rasqueta hasta los últimos 100 gramos, que los he mezclado con las manos. Si lo preferís podéis hacerlo con las manos desde el principio. Cuando la masa se quede hecha una bola y no se nos peque tanto en las manos la lelvamos a la nevera y la dejamos reposar unos minutos.

Ahora vamos a comenzar con el relleno. Para ello, picamos la hierbabuena fresca y la reservamos para cuando la vayamos a añadir.

En un bol mediano batimos bien el huevo y lo mezclamos con la crema de queso de cabra hasta que quede integrado.

A continuación le añadimos la hierbabuena picada y volvemos a mover para que se integre.

Sobre esta mezcla, desmenuzamos el queso feta y luego lo mezclamos para que nos quede una masa más homogénea.

Por último salpimentamos al gusto y ya tendríamos listo nuestro relleno.

Vamos ahora a preparar las empanadillas. Cogemos una bandeja de horno y le ponemos un papel vegetal o una lámina de teflón como he hecho yo. Vamos cogiendo porciones de masa y estirándolas. Podéis hacerlo con ayuda de una cuchara o con las manos un poco enharinadas para que no se nos quede muy pegada.

Luego le vamos poniendo una cucharada de relleno, no muy cargada para que podamos cerrarla sin problemas y evitar que se nos salga el contenido.

Cuando la tengamos la vamos cerrando y con ayuda de un tenedor pequeño sellamos muy muy bien los bordes.

En un plato hondo o un cuenco pequeño batimos el huevo que nos quedaba y con un pincel o un tenedor pintamos las empanadillas y les espolvoreamos un poco de sésamo por encima.

Las llevamos al horno y dejamos que se hagan durante unos 20 minutos o hasta que empiecen a dorarse.

Sacamos del horno y las dejamos templar unos minutos en una rejilla, luego las ponemos en un plato o una fuente y... ¡listas para saborearlas!