Tartaleta crujiente de queso, huevos y tomatitos de colores
INGREDIENTES PRINCIPALES
- 8 láminas de masa filo
- 60 grs de mantequilla derretida
- 18 tomatitos de colores
- 3/4 cebolla morada
- 3 huevos M
- 150 mls de nata líquida para cocinar
- 200 grs de requesón
- 50 grs de queso parmesano recién rallado
- 1 puñadito de cebollino fresco picado
- 4 cucharadas de aceite de oliva
- 1/2 cucharadita de sal
- 1 pizca de pimienta negra molida
Preparación de la receta
Lo primero que hacemos es pochar la cebolla cortada en juliana y 12 tomatitos cortados en cuartos con una pizca de sal en una sartén con el aceite a fuego bajo. Tardará más o menos entre 15 y 20 minutos. Cuando las verduras estén listas, las escurrimos y las dejamos templar sobre papel absorbente de manera que podamos eliminar también el exceso de grasa. Precalentamos el horno a 175º C con calor arriba y abajo mientras preparamos la base crujiente de nuestra tartaleta.
Disponemos un molde desmontable de 20 cms de diámetro previamente engrasado sobre una mesa. Metemos dentro la primera lámina de masa filo, presionamos un poco con los dedos para pegarla a la base y a los laterales y dejamos los extremos sobresaliendo por el borde del molde y la pintamos con una brocha con la mantequilla derretida. Haremos esto con mucho cuidado ya que las láminas son muy frágiles y pueden romperse con facilidad. Hacemos lo mismo con el resto de láminas pero las colocaremos perpendicularmente unas sobre otras.
En un bol grande batimos los huevos, la nata, la sal y la pimienta negra molida al gusto. Añadimos ahora la verdura pochada, los quesos y el cebollino bien picadito y mezclamos hasta homogeneizar. Vertemos la mezcla en el molde y colocamos encima 6 tomatitos de colores cortados por la mitad. Ahora con unas tijeras cortamos a ras del borde del molde el sobrante de masa filo que queda colgando. Después lo colocamos con los dedos sobre el relleno y pincelamos de nuevo con la mantequilla derretida.
Metemos el molde en el centro del horno durante 45-50 minutos a 175º C hasta que la tartaleta esté dorada y su interior cocido. Podemos pinchar con una brocheta de madera para comprobarlo. Si aún no está hecho el relleno y los bordes están dorados, podemos poner encima un trozo de papel de aluminio para que no se queme la masa filo. Una vez lista, la sacamos del horno, la dejamos reposar durante 5 minutos, desmoldamos con cuidado y la servimos bien caliente. Me encanta el sonido que hace al romperse la masa crujiente.
Foto del plato terminado:
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