¿Qué se cuece? - En casa de herrero...
El Cenador de Amós
27 de marzo de 2009
El restaurante 'El Cenador de Amós', situado en Villaverde de Pontones celebra su XV aniversario. Jesús Sánchez, dueño del restaurante, adora Cantabria, tanto su naturaleza como su gastronomía.
Esta localidad santanderina es un lugar para descubrir, por ser virgen en su naturaleza, por poseer las playas más bonitas de Cantabria, y por supuesto, por su gastronomía.
El dueño de 'El Cenador de Amós' reconoce que existen gran cantidad de sitios sencillos donde se puede comer bien, con una cocina digna con raíz tradicional, pero si se visita Cantabria, es necesario acudir obligatoriamente a su restaurante.
En este lugar se respira paz, olor a árbol centenario, a madera y a piedra. En esta casona barroca del siglo XVIII, reformada en el año 2004, donde el patio central se convirtió en el comedor principal del restaurante santanderino, los olores y sabores se multiplican. El 'Cenador de Amós' posee, además de este comedor principal, otras estancias, como comedores privados, salas para la sobremesa donde se puede tomar de manera más relajada el café o el té, y una instalación que convierte al restaurante en especial, el Aula de Cocina. En este lugar se realizan cursos y talleres de cocina, donde el propio Jesús Sánchez se convierte en profesor, además de su papel como cocinero. Estas Aulas de Cocina permiten mantener un contacto diferente con el cliente.
La cocina desarrollada en este restaurante se identifica claramente con la cocina típica de Cantabria. El objetivo de Jesús Sánchez es que su clientela recuerde esos sabores que el plasma en sus platos, que rememore vivencias y productos. Es una cocina actual cuya finalidad es trasmitir.
Tras trece años de estrellas, incluida la Estrella Michelín, este cántabro sugiere como especialidad la carne típica de Cantabria, un lomo de vaca pinta envuelto en su propia grasa, a su vez impregnado con cuscús, preparándolo de esta forma para que tenga una textura y sabor agradable.
Santander es una tierra con olor a buena cocina y a mar, con sus impresionantes playas. Sabiduría de una Cantabria tan infinita como evocadora.