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Restaurante La Pondala, Guardianes de tradición

15 de noviembre de 2018

En el capítulo 3 del programa de televisión Guardianes de Tradición, serie de estreno exclusivo en Canal Cocina, viajamos a Gijón para conocer La Pondala, un restaurante que es toda una institución en Asturias. Para ver el programa en Canal Cocina puedes consultar la sección "dónde vernos" y no perderte ninguna de las entregas.

Este establecimiento fue fundado en 1982 por María González, "La Pondala", conocida así por ser la viuda de José Pondal. María, siendo joven, se quedó sola con un niño pequeño. Como se le daba bien cocinar montó una casa de comidas en Somió, en Gijón, que ha ido creciendo hasta convertirse en lo que es hoy, un restaurante de prestigio ahora en manos de la quinta generación: Adriana Riginelli.

Llevan más de 100 años preparando las recetas tradicionales que comenzó a elaborar La Pondala, como el arroz con pollo, la menestra y, por supuesto, la fabada asturiana y el salpicón de bogavante. Sin olvidarnos de la delicia de la casa: la tarta gijonesa. Es evidente que es todo un representante de la gastronomía en este paraíso natural.

La historia de la propia familia es peculiar, ya que la cuarta generación, María Jesús, se casa con un italiano: Roberto Riginelli, que ha pasado a ser un personaje emblemático en el negocio. Roberto considera que La Pondala es también su casa y se siente orgulloso de haber sido un paso más en la historia del restaurante.

Otro de los motivos de orgullo que tiene este lugar es que, desde hace muchos años, clientes ilustres como Rafael Ansón, presidente de la Real Academia de Gastronomía, afirma haber vivido allí grandes momentos en los años 50 con su primer amor. Según Rafael, en aquellos años donde mejor se comía era en Asturias y dentro de Gijón, era en La Pondala. Para él, este restaurante es "un ejemplo maravilloso de lo que es la tradición en la gastronomía".

Los clientes de La Pondala son fieles porque buscan allí los platos de toda la vida y debido a esta fidelidad, los encargados ya conocen sus gustos y hacen que se sientan como en casa. La mayoría de los comensales nuevos que llegan lo hacen por el boca a boca.

Adriana, hija de María Jesús y Roberto, ahora es la responsable de mantener esta tradición. Cuando era pequeña ayudaba siempre en la cocina porque le encantaba cocinar y tiene los recuerdos de su infancia muy unidos al restaurante. Empezó a estudiar y pensaron que no se iba a quedar, por eso fue toda una sorpresa que decidiera continuar con el negocio.

Tras cuatro generaciones ofreciendo los mejores platos y empezando la quinta, en La Pondala tienen claro que las sagas familiares en hostelería son un pilar fundamental para mantener vivo el pasado de la gastronomía y las memorias familiares de los restaurantes.

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