En primer lugar, esparcimos la levadura en un tazón con 100 ml de agua. Dejamos 5 minutos removiendo para que se disuelva. Mezclamos la harina y la sal en un recipiente grande. Agregamos el agua y la levadura.

Vamos añadiendo la harina y mezclamos con el agua con levadura para formar una pasta blanda. Tapamos con un paño y dejamos esponjar unos 20 minutos, hasta que fermente.

Después, dividimos la masa en ocho trozos. Damos a cada trozo la forma de bollo redondo y después ovalado. Los hacemos rodar hacia atrás y hacia adelante, para formar una tira de unos 40 cm de largo, que tenga en el centro un espesor de 2,5 cm y 5 mm en los extremos.

Para dar forma a los lazos, tomamos dos extremos de un lazo, los cruzamos por encima dos veces y después, apretamos en cada lado del lazo; repetimos con cada tira de masa y las vamos colocando en una placa de horno ligeramente enharinada. Tapamos con un paño de cocina.

Dejamos fermentar durante unos 45 minutos para que dupliquen su tamaño.

Seguidamente, pintamos los lazos con el glaseado de huevo, bastará con batir una yema de huevo con una cucharada de agua y una pizca de sal, y esparcimos encima el acabado de tu elección: semillas de sésamo o sal gorda.

Metemos en el horno previamente calentado a 220ºC y dejamos de 15 a 20 minutos, hasta que tomen un color dorado. Dejamos enfriar sobre una rejilla metálica.

En este episodio de Bollería de siempre, la cocinera Rocío Arroyo también nos enseña a preparar la receta de Pastel ruso con frutos rojos.