Comenzamos elaborando la masa. Hacemos un volcán con la harina, disuelve la levadura e incorpora la sal en una zona que no entre en contacto directo con la levadura. En el centro de la harina pon el vino, el agua y el aceite, empieza a mezclar hasta que todos los ingredientes estén unidos. Comienza a amasar sobre la encimera hasta que tengas una masa fina, homogénea y elástica.

Haz una bola con la masa y ponla en un cuenco untado con aceite de oliva y cúbrela con un paño.

Déjala en un lugar cálido que fermente durante una hora aproximadamente hasta que doble su volumen.

Pasado ese tiempo, vuelca la masa en la superficie de trabajo ligeramente enharinada, desgasifícala en dos porciones y estíralas con el rodillo como si fuera una pizza de masa gruesa.

Pon cada masa en una bandeja para horno cubierta con papel, reparte sobre ellas el tomate seco bien escurrido de su aceite, salpimentar al gusto y sobre algunos tomates adereza con unas escamas de sal. 

Coloca unas ramitas de tomillo fresco y pulveriza la superficie con aceite de oliva virgen extra.

Precalienta el horno con calor arriba y abajo a 200ºC.

Cuando el horno esté caliente, presiona los tomates hundiéndolos en la masa, se desgasificará un poco por esta zona, pero es normal y necesario.

Hornea durante 18-20 minutos, hasta que la superficie esté dorada y crujiente.

En este episodio de Masas saladas, la cocinera Rocío Arroyo también nos enseña a preparar la receta de Pan de perrito caliente.