Primero, lavamos las espinacas. Seguidamente en un cazo las ponemos a hervir con un dedo de agua y tapadas. Cuando pierdan su volumen retiramos del fuego, escurrimos bien y troceamos finamente. Reservamos.

En un bol, echamos el queso ricotta, las patatas machacadas y las yemas de 4 huevos. Batimos la mezcla, espolvoreamos generosamente un poco de pimienta y un poquito de sal. Seguimos batiendo hasta crear una crema.

Por otro lado, cortamos en tacos 200 g de queso pecorino y lo añadimos junto a 200 g de parmesano a la crema anterior. Removemos con fuerza. Reservamos.

A continuación, añadimos las espinacas a la mezcla anterior con un poquito de mantequilla. Mezclamos todo de nuevo hasta que la masa quede homogénea.

En una tabla, espolvoreamos harina y echamos la masa resultante. Secamos la masa estirándola con las manos y con la harina que necesitemos para que no se pegue.

Seguidamente, con la ayuda de un rodillo estiramos la masa para que quede homogénea.

Con ayuda de un cuchillo, cortamos la masa en tiras gruesas y la estiramos con las manos. A continuación, con el cuchillo cortamos trocitos de unos 2 cm para hacer los gnocchi.

Para hervir los gnocchi, llenamos la cazuela con agua fría y echamos la sal antes de encender el fuego. Cuando esté el agua hirviendo introducimos los gnocchi. Estarán listos cuando floten. Los sacamos rápidamente y reservamos parte del agua de cocción. Reservamos.

Para la salsa de los gnocchi, cortamos trozos grandes de mantequilla y los echamos en una sartén caliente.

A continuación, troceamos el radicchio y la salvia y añadimos todo a la sartén junto con un poco de pimienta negra.

Añadimos agua de la cocción de los gnocchi al radicchio y la salvia. Incorporamos 100 g de queso parmesano y el resto de pecorino rallado. Removemos.

Emplatamos en primer lugar la salsa, añadimos los gnocchi al plato y coronamos con más parmesano.

Servimos.