Había una vez una abuelita muy cariñosa muy cariñosa que tenia un huerto con cerezas y un gallinero con sus gallinitas y un gallo que se llamaba Crispín.

Esta mujer tenía unos nietos a los que adoraba y les cocinaba todos los caprichos que se les antojaba para darles gusto a sus chiquillos.

Cada mañana cogía su cestica y se acercaba al gallinero a recoger los huevos, acto que para ella era un gran placer.

Un buen día al llegar la Navidad, empezó a hacer experimentos, coció las yemas de los huevos de sus gallinitas y estirando el mazapán y metiendo yema cocida dentro, creó las "glorias" de Navidad porque sus huevos sabían a eso, a gloria.

Y ahora nosotros vamos a emular a aquella abuelita.  Pero primero os voy a enseñar cómo se hace la pasta del mazapán.

Precalentamos el horno a una temperatura de 200ºC.

En primer lugar, ponemos las yemas en un bol con el azúcar y cocinamos en el microondas durante 1 minuto a máxima temperatura.

Pasado el tiempo, removemos un poco y volvemos a cocinar durante 1 minuto más. Repetimos el proceso hasta que quede una consistencia de masa y lo metemos en una manga pastelera.

Después, trabajamos la masa de mazapán, haciéndolo un cilindro. Lo aplastamos con un rodillo y rellenamos con las yemas.

Doblamos el mazapán, haciendo un rollo bien cerrado. Volvemos a amasarlo. Cortamos en trozos el rollo de mazapán y horneamos durante 8 minutos a 200ºC.

Por último, preparamos la glasa. Mezclamos en un bol la clara, el azúcar glas y el zumo de limón hasta que quede consistente.

Pintamos las glorias con nuestra glasa y dejamos que se seque.

Servimos.