Corta la manzana en dados de 1 cm y mezcla con el zumo de limón para evitar que se oxiden y colócalos en un cazo junto a la mantequilla. Calienta hasta que se funda la mantequilla, en ese momento incorpora 100ml del agua, la canela y el azúcar. Cuece hasta que la manzana esté blandita (pero no deshecha). En ese momento disuelve la maicena en el resto del agua, incorpóralo y cuece hasta que espese. Retira y deja enfriar por completo antes de cubrir y refrigerar.

En un cazo calentamos la leche con la mitad del azúcar. Mientras tanto, batimos enérgicamente las yemas con el resto del azúcar y la maicena, hasta que no haya ni un grumo. Cuando la leche empiece a humear, la vertemos sobre las yemas sin dejar de remover. Cuando esté todo disuelto, vertemos la mezcla en el cazo y calentamos de nuevo sin dejar de remover hasta que empiece a espesar. Cuando comience a hervir retiramos del fuego de inmediato. Reservamos filmada a piel.

Preparamos el glaseado: cubrimos con el azúcar la base de nuestro cazo y comenzamos a calentar a fuego medio hasta que se vaya fundiendo. Podemos remover (¡cuidado! Tiene que ser una espátula resistente a altas temperaturas). Cuando todo el azúcar se haya disuelto y el caramelo comience a tomar un color dorado, añadimos la mantequilla (¡cuidado! ¡salta!) y removemos hasta que se incorpore por completo. Apagamos el fuego, incorporamos la nata y la sal y seguimos removiendo hasta tener una salsa homogénea. Dejamos enfriar en torno a media hora, o hasta que esté a temperatura ambiente, y después lo pasamos a nuestro biberón.

Para el montaje, en cada vasito alternamos capas de galletas trituradas, crema pastelera, relleno de manzana y salsa de caramelo y decoramos con un poco de nata montada y más salsa de caramelo.