En primer lugar, precalentamos el horno a 180ºC.

Seguidamente, sacamos la pasta filo de la nevera y la extendemos sobre nuestra superficie de trabajo. Con ayuda de un cuchillo, cortamos 9 cuadrados de pasta filo de unos 15 cm aproximadamente.

Engrasamos con mantequilla tres moldes individuales de unos 15-20 cm de diámetro aproximadamente y disponemos en el fondo de cada uno los recortes de pasta filo. Ponemos 3 láminas por molde de forma irregular.

A continuación, derretimos mantequilla en un bol pequeño en el microondas. Cuando esté derretida, con ayuda de un pincel, pintamos la superficie de las capas de pasta filo.

Horneamos durante 10 minutos a 180ºC, hasta que la pasta haya dorado. Sacamos las tartaletas de pasta filo del horno y las dejamos enfriar a temperatura ambiente.

Ponemos una sartén al fuego a temperatura media-alta.

Pelamos y cortamos la morcilla en taquitos y la pasamos a la sartén.

Mientras la morcilla se cocina, preparamos la salsa de yogur. Para ello, en un bol mediano, vertemos el yogur y espolvoreamos el comino.

Cortamos en rodajas finas la punta del chile sin llegar a las semillas y las añadimos al bol de la salsa de yogur. Movemos con una cuchara hasta obtener una mezcla homogénea.

Una vez la morcilla esté casi hecha, incluimos los garbanzos. Picamos un poco de menta y la añadimos a la sartén con un chorrito de aceite de oliva. Salamos y seguimos salteando.

Cuando las tartaletas estén frías las sacamos del molde, rompemos el fondo con cuidado, dando golpecitos con una cuchara y las rellenamos con el salteado de garbanzos, morcilla y menta.

Emplatamos cubriendo las tartaletas con la salsa de yogur.

Servimos.