Para comenzar, en un bol, ponemos la levadura, la leche y la harina. Dejamos reposar.

Mientras, preparamos los ingredientes secos. Mezclamos en un bol la harina y, encima, tamizamos el azúcar glas. Añadimos una cucharadita de sal y removemos todo.

Cuando la levadura haya espesado, le añadimos dos cucharadas más de leche, los huevos y la mantequilla. Incorporamos los ingredientes secos y removemos bien.

Ponemos la masa en un cuenco engrasado, tapamos y dejamos que repose durante 30 minutos. Entonces, la refrigeramos de 8 a 24 horas.

Precalentamos el horno a una temperatura de 180ºC.

Pasado el tiempo, estiramos la masa de brioche y la dejamos fermentar durante 1 hora y media. La ponemos en un molde de 22 cm, la pintamos con huevo batido y la espolvoreamos con el azúcar perlado. Horneamos durante 20 minutos a 180ºC. Dejamos enfriar.

Por otro lado, preparamos la crema pastelera. Para ello, calentamos la leche a fuego medio y le añadimos las semillas de la vainilla. Mezclamos las semillas para que suelten todo su sabor en la leche.

Seguido, en un bol, mezclamos el huevo entero, la yema, el azúcar y la maicena. Cuando la leche empiece a hervir la añadimos al bol sin parar de batir.

Volvemos a echar la mezcla en el cazo y calentamos a fuego medio, sin parar de remover, hasta que la maicena espese y la crema adquiera brillo.

Tamizamos sobre la crema dos cucharadas de mantequilla y tapamos el cazo, de modo que el plástico con el que la cubrimos la toque. Dejamos enfriar a temperatura ambiente.

Cuando esté a temperatura ambiente, agregamos ¼ de taza más de mantequilla y la nata montada.

Una vez que el brioche se ha enfriado, cortamos a la mitad en horizontal. Rellenamos con la crema.

Servimos.