Para comenzar, preparamos la masa. En un bol, mezclamos la harina con el azúcar, la sal, la mantequilla bien fría, el agua fría y el zumo de limón. Mezclamos hasta que la masa ligue.

Envolvemos la masa en plástico, y la reservamos en la nevera durante 2 horas, hasta que se endurezca.

Pasado el tiempo, estiramos la masa con movimientos cortos y suaves, girándola.

Espolvoreamos un molde de cristal hondo de 22 cm con harina y ponemos encima la masa. Presionamos bien por los lados.

Con el pulgar y el índice vamos unas ondas en el borde, para que la masa no encoja al cocerse. Volvemos a refrigerar la masa durante 30 minutos.

Precalentamos el horno a una temperatura de 200ºC.

Ahora, vamos a hacer el “horneado en blanco”. Tapamos la masa con papel de aluminio y ponemos peso encima. Horneamos a 200ºC durante 20 minutos.

Pasado el tiempo de cocción, quitamos la tapa de aluminio y cocemos 8-10 minutos más, hasta que la superficie del fondo esté mate y bien cocida. Dejamos enfriar.

Ahora, preparamos el relleno. En un bol, mezclamos el azúcar, la maicena y el agua. Ponemos la mezcla al fuego y llevamos a hervor mientras removemos.

Seguido, mezclamos las yemas de huevo con el zumo de limón. Agregamos a la mezcla anterior las yemas y ponemos todo en el fuego. Calentamos la mezcla hasta que haga burbujas.

Para detener la cocción, añadimos 2 cucharadas de mantequilla y mezclamos. Vertemos sobre la tartaleta fría y tapamos con un plástico.

Precalentamos el horno a una temperatura de 170ºC

Ahora, hacemos el merengue. En un bol, mezclamos las claras, el crémor tártaro, el azúcar y el azúcar glas.

Ponemos con cuidado el merengue encima de la tarta. Lo extendemos hasta el borde de la tartaleta.

Por último, con una pala, levantamos rápido el merengue para crear los piquitos típicos de la tarta.

Horneamos la tarta a 170ºC durante 20 minutos. Dejamos enfriar.

Servimos.