El sticky bun es un dulce pegajoso hecho con una masa fermentada. Se trata de un básico de la panadería. 

En primer lugar, vamos a preparar la masa. Ponemos en el vaso de la mezcladora la leche, la taza de mantequilla, la levadura, el huevo, el azúcar, la harina y la sal. Amasamos hasta conseguir una masa bien elástica.

Cuando la masa adquiera la textura deseada, la hacemos una bola y la dejamos reposar en un cuenco engrasado y tapada con plástico. Debe reservarse en un sitio templado durante 90 minutos a 2 horas, hasta que duplique su volumen.

Por otro lado, preparamos el caramelo. En una sartén, derretimos la mantequilla.

Incorporamos a la sartén el azúcar moreno y el jarabe de arce. Cocemos hasta que hierva del todo.

Entonces, en un molde de 22x33 cm ligeramente engrasado, echamos una capa gruesa del caramelo. Reservamos.

Por otro lado, preparamos el relleno mezclando en un bol el azúcar moreno con la canela. Reservamos.

Estiramos la masa en un rectángulo. Pintamos con las 3 cucharadas de mantequilla fundida y cubrimos la masa con la mezcla de azúcar moreno y canela.

Enrollamos la masa por el extremo largo, manteniéndola apretada. Cortamos el rollo en 12 trozos.

Ponemos los trozos de masa sobre el caramelo del molde, dejando espacio entre los trozos porque subirán al cocerse. Dejamos que fermenten una hora más tapados con un paño limpio.

Precalentamos el horno a una temperatura de 180ºC.

Pasado el tiempo de la segunda fermentación, horneamos los sticky buns durante 45 minutos a 180ºC.

Sacamos del molde y servimos.