En primer lugar limpiamos el solomillo. En un bol, mezclamos la miel con un par o tres de cucharadas de vino, el Ras-el hanut o la mezcla de especias, y la cayena. Pintamos el solomillo con la mezcla anterior, lo envolvemos en film de cocina y dejamos reposar en la nevera 24 horas. A la vez, dejamos los orejones hidratando en el vino.

A continuación, pelamos, descorazonamos y cortamos en octavos las manzanas. Ponemos en un cazo con los orejones y el vino, el caldo, la rama de canela y la pimienta. Dejamos cocer unos 20 minutos a fuego medio. El líquido debe haberse reducido como a una cuarta parte y las manzanas deben estar blanditas.

Sacamos la rama de canela, la pimienta y ocho orejones para decorar, añadimos la mantequilla y trituramos el resto hasta conseguir un puré. Si se quiere conseguir un resultado más cremoso, se puede añadir un chorrito de nata líquida. Reservar caliente.

Para teminar hacemos el solomillo en la sartén o plancha con un poco de aceite de oliva y sal. Lo pasamos por la corteza triturada.

Servimos el solomillo y acompañamos con el puré de manzana y unos orejones.