Precalienta el horno a 180 ºC con calor arriba y abajo, o a 165º C si usamos aire.

Con un procesador de alimentos o con la cuchilla para masas, mezclamos los tres ingredientes lo justo hasta obtener unas migas gruesas. Sacamos la masa del robot, si lo hemos usado, y mezclamos con las manos lo justo hasta obtener una bola de masa.

Extendemos la masa en un molde rectangular, bien engrasado y con la base cubierta por papel, dándole un grosor de 1,5 cm aproximadamente. El que yo uso mide 18 x 28 cm. Pinchamos con un tenedor o palillo toda la superficie para evitar que se hinche y espolvoreamos un poco de azúcar blanco para darle un toque más crujiente por la superficie.

Horneamos 30 minutos a 180º C o hasta que los bordes comiencen a dorarse muy levemente. Dejamos enfriar por completo antes de desmoldar.

Una vez frío, cortamos cuidadosamente en porciones del tamaño que deseemos.