En un cazo, cocinamos las moras con el azúcar y el zumo de limón hasta que empiece a parecerse a una mermelada. En un bol, amasamos la harina con la mantequilla fría, los huevos y el azúcar hasta que obtengamos una masa compacta. Tapamos con film y reservamos en la nevera.

Dividimos la masa en dos, dejando la parte de la base un poco más grande. Estiramos con un rodillo y algo de harina dos discos de masa gruesos y con uno de ellos forramos una fuente de unos 20 cm.

Horneamos la base durante unos 10 minutos a 180ºC. Después, volcamos las moras bien frías encima de la base y tapamos con la otra masa. Horneamos de nuevo a 180ºC unos 15-20 minutos más.

Mezclamos las yemas y el azúcar con el almidón de maíz. Calentamos la leche hasta casi punto de ebullición y la echamos en el bol de las yemas y el azúcar. Mezclamos bien y cocinamos a fuego medio sin parar de remover con una varilla. Reservamos.

Cuando la crema pastelera esté fría, la ponemos en el congelador unos 30 minutos y la utilizamos para decorar la tarta por encima.