Preparamos la masa de la pasta. En un bol tamizamos la harina e incorporamos los huevos. Mezclamos ligeramente y añadimos el aceite de oliva. No añadiremos sal a la masa para que no oscurezca.

Pasamos la mezcla a una tabla y amasamos hasta integrar toda la harina. Boleamos y dejamos reposar nuestra masa durante 20 minutos.

Estiramos la masa con ayuda de un rodillo hasta conseguir una lámina de un centímetro de grosor. Cortamos un rectángulo de masa más grande que la hielera y pincelamos con un poco de agua para que nuestros raviolis salgan perfectos.

Colocamos una de las láminas de masa encima de la hielera y presionamos ligeramente con los dedos para dar forma a nuestros raviolis.

Rellenamos los raviolis con trozos de gambas peladas y unas cucharaditas de queso cremoso.

Tapamos con otra capa de masa y sellamos bien con el rodillo. Sacamos los raviolis de la hielera y repasamos todos sus bordes antes de retirar el exceso de pasta.

Ponemos una olla con abundante agua a calentar.

Mientras tanto, preparamos la salsa de nuestros raviolis. Cortamos el bacon en juliana y lo doramos en una sartén. Añadimos la nata y llevamos a ebullición. Podemos colar la salsa o dejarla con el bacon. Salpimentamos al gusto.

Llegó el momento de cocer nuestros raviolis. Añadimos un poco de sal a la olla con agua y cocemos durante 90 segundos. Los sacamos y los mantecados con la salsa que acabamos de preparar.

Terminamos poniendo un poquito de azafrán a la salsa y emplatamos. Decoramos con cebollino.