Lo primero que hacemos es escurrir los puerros muy bien.

En un cazo profundo ponemos abundante agua a hervir con un chorro de vinagre.

Rompemos un huevo en un vaso. Antes de que rompa el hervor del agua, damos vueltas con una cuchara y volcamos un huevo. Así la clara girará alrededor de la yema. El agua nunca debe llegar a hervir. 

Esperamos 3 - 4 minutos y sacamos con una espumadera.

Repetimos la misma acción con el resto de los huevos. Podemos conservarlos en un bol de agua fría. Para recalentarlos, introducimos en un recipiente de agua caliente.

Para preparar las tejas de queso, ponemos unos círculos de 4 centímetros de queso rallado sobre una bandeja de horno, forrada de papel parafinado. 

Metemos bajo el grill 2 minutos, hasta que se haya deshecho el queso. 

Sacamos del horno, dejamos que se endurezcan unos 20 segundos y con la ayuda de un cuchillo despegamos y colocamos encima de una rejilla.

Sí queremos que tengan forma de teja, nada más sacarlos del horno, en caliente, depositamos sobre un rodillo de cocina y dejamos enfriar.

A la hora de servir, colocamos los puerros templados y muy escurridos en una bandeja. Aliñamos con un buen chorretón de aceite de oliva virgen y espolvoreamos con perejil picado. Colocamos los huevos sobre los puerros y adornamos con las tejas de queso.