1. Calentar el horno a 200°C/180°C con ventilador. Poner las patatas en una olla y cubrir con agua, llevar a ebullición y cocinar durante 15-20 minutos hasta que estén muy tiernas. Escurrirlas, luego devolver a la olla a fuego medio durante 30 segundos para que se sequen. Machacar con la mitad de la mantequilla hasta conseguir un puré. Agregar 250 ml de leche, dos tercios del queso y mezclar bien.

2. En una cacerola baja hacer la bechamel: derretir los 100 g de mantequilla restantes, añadir la harina, cocinar durante uno o dos minutos más y luego ir añadiendo gradualmente los 500 ml de leche y nata para obtener una salsa espesa y brillante. Añadir las alcaparras, la mostaza y sazonar al gusto.

3. Apagar el fuego, añadir las espinacas y hasta que se ablanden. Mezclar las gambas, el pescado, el perejil picado. Verter sobre la salsa y mezclar todo bien. Cubrir con el puré de patatas y terminar con queso rallado por encima.

4. Hornear durante 30-35 minutos hasta que el pastel esté dorado y crujiente.