Para empezar, calentamos un poquito de aceite en una sartén, añadimos la harina y vertemos la leche poco a poco sin dejar de mover. Salpimentamos y seguimos moviendo para que la harina no se queme. Cocemos unos 5 minutos hasta conseguir que la bechamel tenga la textura deseada.

Incorporamos a la bechamel el bonito. Mezclamos bien y reservamos.

Cocemos las espinacas en agua caliente durante unos 3 minutos con un poquito de sal y una pizca de nuez moscada. Escurrimos bien.

Cortamos en rodajas las zanahorias. En una olla calentamos agua, añadimos las zanahorias con la mantequilla, un poquito de sal y el azúcar. Lo dejamos hervir unos 20 minutos. Reservamos.

Separamos en dos mitades la bechamel con el bonito. En una mitad añadimos las espinacas y en la otra la salsa de tomate. Mezclamos bien.

Batimos los 4 huevos y los añadimos a las dos partes de bechamel.

En un molde (preferiblemente de silicona) rociamos el fondo con un hilo de aceite y un poquito de pan rallado, para después desmoldar bien el pastel.

Montamos la primera capa con la bechamel con el bonito. A continuación repartimos bien la segunda capa con el bechamel y la salsa de tomate.

Horneamos al baño maría 45 minutos a 180º C.

Desmoldamos con cuidado y ornamentamos con una base de mayonesa por encima, perejil picado y las rodajas de zanahorias.

Receta elaborada por Fanny Simó.