Para el bizcocho: Tamizamos la harina junto con la levadura. Batimos los huevos junto con el azúcar, con unas varillas preferiblemente eléctricas, hasta que hayan prácticamente triplicado su volumen inicial y resulten de color blanquecino.

Sin dejar de batir, añadimos poco a poco el aceite, dejándolo caer en un hilo fino. Agregamos después el yogur, y removemos con suavidad para integrarlo. Incorporamos la harina tamizada con la levadura, removiendo con suaves movimientos envolventes para evitar que la masa pierda volumen.

Vertemos la masa en un molde de 18 cm alto y cocemos en el horno, precalentado a 170ºC, durante 35-45 minutos. Una vez listo, dejamos que se enfríe antes de desmoldarlo.

Para la cobertura: Dejamos reblandecer la mantequilla a temperatura ambiente. La introducimos en un cuenco grande y batimos con unas varillas eléctricas durante 2 minutos hasta que esté blanda y esponjosa.

Agregamos el chocolate derretido y seguimos batiendo un par de minutos más. Añadimos el azúcar y batimos 3-4 minutos más.

Montamos la nata con ayuda de unas varillas eléctricas, añadimos a la mezcla y con una espátula incorporamos hasta conseguir una crema homogénea.

Cortamos el bizcocho horizontalmente en tres partes y lo rellenamos con 2/3 de la crema, la recomponemos y la recubrimos con la crema restante con la ayuda de una pala de pastelería o un cuchillo largo.

Reservamos en el frigorífico hasta el momento de servir.

Para decorar: Pintamos los barquillos con el chocolate blanco derretido y decoramos con el coco y las bolitas o decoraciones de colores de azúcar que colocamos encima del pastel. Servimos.