Primero, en una sartén con un chorro de aceite, sofreímos la carne picada con la cebolla troceada, orégano, tomillo, romero, 2 hojas de laurel y sal.

Cuando esté medio dorado, vertemos una copa de vino blanco (a ser posible Retsina).

Dejamos reducir unos instantes y agregamos a continuación el tomate triturado.

Hacemos la bechamel echando la mantequilla en una cazuela. Cuando esté fundida, añadimos poco a poco la harina. Cuando se consiga hacer una bola con ambos ingredientes, echamos muy lentamente la leche (si está previamente caliente, mejor). Empezamos a remover sin parar y, una vez conseguida la untuosidad deseada, sazonamos, la retiramos del fuego y la reservamos.

En una bandeja de horno, colocamos una cama de patatas cortadas en rodajas. Otra de berenjenas (previamente fritas y bien escurridas), y otra de carne picada. Sobre la carne, colocamos el queso (mozzarella o feta) y otra capa de berenjenas.

Vertemos la bechamel por encima.

Espolvoreamos con queso rallado y gratinamos en el horno a temperatura fuerte durante 20 minutos aproximadamente.

Dejamos reposar un tiempo antes de servir.