Sacar la carne del frigorífico 1 hora antes de empezar a cocinarla, lo que permitirá hacer esta primera preparación una o dos horas antes de asarla.

Frotar el filete por todas partes con 1 cucharada de aceite de oliva y luego dorarlo por todos los lados en una plancha bien caliente o en una barbacoa, hasta que quede bien marcado.

Poner la mitad del romero en una bandeja para asar, colocar el filete encima, añadir el resto del romero, untar con la mantequilla, rociar otra cucharada de aceite y sazonar generosamente con sal y pimienta negra.

Precalentar el horno a 200ºC. Asar el filete en la parte inferior del horno durante 20 minutos para que esté poco hecho, o 25 minutos para que esté al punto, dándole la vuelta a media cocción y rociando sobre él los jugos de la bandeja.

Retirar del horno, echar por encima el vinagre balsámico, cubrir con papel de aluminio y dejar reposar durante 15 minutos; regarlo de vez en cuando.

A mí me gusta poner un paño de cocina doblado debajo de un extremo de la bandeja, para que los jugos se acumulen en el otro extremo; así se puede retirar fácilmente el exceso de grasa con una cuchara y guardarla en un tarro limpio (para obtener los mejores asados otro día).

Cortar en rodajas finas y servir rociando los jugos de cocción sobre cada porción. Con las sobras se puede preparar un bocata fantástico.