En primer lugar, lavamos el calabacín y le cortamos la parte del tallo. Lo picamos en cuatro cilindros. A continuación los vaciamos por dentro con la ayuda de una cuchara parisina. Debemos dejar un poco de carne en la base del calabacín para que nos sirva de apoyo.

Por otro lado, pelamos la manzana y la cortamos en daditos.

Ponemos al fuego una olla con agua para cocer los calabacines. Cuando esté hirviendo los introducimos. Retiramos cuando hayan ablandado.

En una sartén con mantequilla doramos la manzana con un poco de azúcar. Estará lista cuando adquiera un color caramelo.

En una badeja apta para horno colocamos los piñones y los tostamos unos minutos.

Después picamos los ajetes en trozos pequeños y los salteamos en una sartén con aceite. Incorporamos también los garrofó. Retiramos todo del fuego cuando los ajetes se hayan dorado.

Por último, desmenuezamos la morcilla y cortamos el queso en cilindros de dos centímetros de ancho.

Solo nos queda rellenar los calabacines. Primero les añadimos la morcilla, después la manzana confitada, unos piñones tostados y otro poco de morcilla. Tapamos nuestros calabacines con el queso y los calentamos en el horno hasta que se derrita.

Ponemos el calabacín en un plato acompañado con los garrofó y los ajetes salteados.