Disolvemos la levadura en la leche tibia y dejamos reposar 5 minutos. En el bol de la amasadora o en un cuenco si se va a preparar a mano. Ponemos la harina junto con la sal y el azúcar. Mezclamos bien.
Añadimos el aceite o la mantequilla derretida, el huevo y la leche con la levadura. Y mezclamos bien con la pala a velocidad baja unos 2 minutos. Si lo hacemos a mano mezclamos con una espátula durante unos minutos. La mezcla tiene que quedar rugosa y un poco pegajosa.
Cambiamos la pala por el gancho de amasar y dejamos a velocidad media unos 5 m. Si lo preparamos a mano seguiremos mezclando con la ayuda de una espátula o rasqueta, o con la mano. Hasta formar una masa lisa un poco pringosa.
Tanto si lo preparamos a máquina, como a mano, una vez llegado a este punto amasaremos a mano, durante 1 m y le daremos forma de bola. Colocamos la masa en un bol engrasado y lo tapamos con film transparente.
Llevamos a la nevera durante toda la noche o incluso podremos mantener nuestra masa hasta 4 días. Antes de utilizarla. Sacamos la masa de la nevera unas 2 horas antes de meterla al horno, para que se ponga a temperatura ambiente.
Extendemos la masa y la estiramos con un rodillo, formando un rectángulo de 1 cm de grosor.
Pintamos toda la superficie con mantequilla derretida.
Cortamos en 4 tiras iguales.
Ponemos una encima de la otra. Apilándolas y las cortamos en trozos de 2.5 a 3 cm de ancho.
Engrasamos una bandeja de hornear muffins y las vamos colocando. Tapamos y dejamos levar hasta que doblen su volumen.
Podemos pintar antes de hornear con huevo, yo no lo hice quería que quedara más rustico.
Metemos al horno precalentado 170º por 15 m o hasta que se doren. Sacamos dejamos enfriar y …
¡¡A disfrutarlos!!