Lo primero que hacemos es quitarles las antenas y las pinzas a los bogavantes. Hacerles una incisión en el final del cuerpo para que suelten en líquido.

Poner boca arriba el bogavante y cortar por la mitad a lo largo. Separar la cabeza del cuerpo.

Dividir las patas delanteras en trozos respetando las articulaciones. La parte de las pinzas las debemos de pelar de forma que éstas queden cubiertas con la cáscara y el trozo que tiene más carne sin ella. Un truco es poner la pata contra la tabla y sujetarla por las pinzas. Con el cuchillo iremos dando golpes por los laterales más estrechos para luego poder meter la punta del cuchillo y separar la carne de la cáscara.

Al resto de trozos de patas les damos unos golpes para que luego sea más fácil comerlo.

Cortar también en trozos la parte de la cola y la cabeza.

En una cazuela ponemos a cocer agua con los tallarines. Cuando ya estén hervidos los escurrimos y refrescamos.

Sofreímos los tallarines en un wok con un poco de aceite, salpimentamos y los colocamos en la bandeja de servir.

Cortamos el puerro y el ajo en trozos y los salteamos en el wok donde hemos salteado la pasta.

Añadimos todos los trozos de los bogavantes y salteamos. Incorporamos el brandy y lo flambeamos.

Cuando se apague el fuego añadimos el zumo de limón, el sake y la salsa de soja. Mezclamos y tapamos.

Dejamos cocer unos minutos. Cuando esté apunto destapamos y dejamos que reduzca la salsa.

Colocar el bogavante sobre los tallarines y servir.