En primer lugar disponemos los ingredientes y vamos separando las claras de las yemas en diferentes recipientes. Montamos las claras a punto de nieve y reservamos. Disolvemos el chocolate al baño maría con un poco de mantequilla.
Trituramos las nueces con un molinillo o picadora y le damos un golpe de horno. Unos 5 minutos a 170º. ¡Tened cuidado que no se doren demasiado!
Comenzamos a hacer la mezcla para el pastel batiendo en primer lugar el azúcar con la mantequilla a punto pomada. Agregamos la cucharadita de vainilla. A continuación vamos añadiendo las yemas una a una sin dejar de batir y la pizca de sal.
Posteriormente, vertemos el chocolate fundido al baño maría y añadimos poco a poco la harina y levadura previamente tamizadas.
Continuamos agregando las nueces molidas. Batimos bien hasta que esté todo bien integrado. Por último añadimos las claras a punto de nieve con movimientos envolventes. Vertemos nuestra mezcla de sacher-nuez en un molde previamente engrasado con mantequilla y harina y horneamos entre 30-40 minutos a 180º. Comprobamos hasta que el palillo salga limpio. No lo dejéis más tiempo para que no pierda jugosidad.
Dejamos enfriar en una rejilla y luego nos disponemos a cortar, rellenar y a montar las minitartitas. En mi caso he utilizado mermelada de fresa pero podéis utilizar la clásica de albaricoque o la que prefiráis.
Para la cobertura calentamos la nata al fuego y cuando esté a punto de hervir, vertemos sobre el chocolate troceado en un cuenco. Templamos y... ¡Listo para cubrir nuestros bocaditos! Dejamos que solidifiquen y ya están preparados para deleitar a los paladares más exigentes.