En primer lugar, preparamos la masa. Tamizamos la harina sobre un bol grande. Añadimos la mantequilla en pomada, la sal, el azúcar glasé, las yemas y 150 ml de agua caliente. Amasamos hasta obtener una masa firme.

Formamos 2 bolas, una de 300 y otra de 400 gramos, las envolvemos en papel film y las dejamos reposar 2 horas.

Por otro lado, para hacer el relleno, cortamos la piel del limón confitado en dados pequeños y la mezclamos con la carne picada, la grasa, el azúcar moreno, la sal, la piminenta y el pimentón.

Con una manga pastelera, formamos 3 cilindros alargados de relleno, los colocamos sobre papel de horno y lo metemos 2 horas al congelador. Cortamos después los cilindros en trozos de 4 centímetros de largo.

Para hacer los bocaditos, extendemos con un rodillo hasta 5 milímetros de espesor la masa de 300 gramos. La cortamos en círculos de 5 centímetros y la reservamos en el frigorífico. Extendemos los 400 gramos de masa restante hasta formar un rectángulo de 15 centímetros de ancho y 3 milímetros de espesor. Lo cortamos en tiras de 3,5 centímetros de ancho y 15 de largo y las reservamos en el frigorífico.

Finalmente, pintamos una de las extremidades de una de las tiras con yema de huevo batida. Colocamos un trozo de relleno de 4 centímetros en el lado contrario del rectángulo, enrollamos la masa abarcando el relleno y presionamos ligeramente al final para que quede bien sellado.

Untamos los bordes de los círculos con yema de huevo y cerramos con ellos el bocadito. Repetimos la operación hasta agotar la masa.

Ponemos todos los bocaditos en una fuente sobre papel de horno y los metemos al frigorífico durante 30 minutos.

Colocamos los bocaditos en una bandeja de horno, pintamos con el resto de yema de huevo y horneamos a 180º C durante 30 minutos. Servimos.