En primer lugar, mezclamos en un bol la harina con sal y las semillas ajwain.

Incorporamos poco a poco el agua sin dejar de remover hasta ligar bien los ingredientes y hasta que obtengamos una textura de masa. Ir añadiendo el agua gradualmente para poder controlar el poder de absorción de la harina. Tenemos que conseguir una masa no demasiado húmeda.

Amasamos con las manos, si se nos pega podemos untarlas con un poco de aceite. Amasaremos durante 5 minutos. Formamos una bola y dejamos reposar en la encimera durante 25 minutos.

Pasado ese tiempo, cogemos trozos con los que vamos formando bolas de unos 50 gramos.

Una vez tengamos formadas las bolas, enharinamos nuestra superficie de trabajo, disponemos las bolas y las aplanamos ligeramente con ayuda de nuestras yemas de los dedos. Cuando la tenemos ligeramente estirada terminamos con el rodillo hasta conseguir que tenga un grosor de medio centímetro máximo. Reservamos.

Seguidamente, ponemos una sartén al fuego engrasada con un poco de aceite o mantequilla y marcamos nuestros panes hasta que doren.

Servimos.