En primer lugar, ponemos un cazo al fuego a temperatura media-baja y añadimos el queso cheddar rallado y la leche y dejamos que vaya derritiendo lentamente.

Seguidamente, preparamos el pico de gallo. Para ello, separamos la piel de las semillas del tomate, dejando la piel con 1 cm de grosor aproximadamente y lo cortamos en cuadraditos. Pelamos la cebolla y cortamos de la misma manera. Picamos el cilantro. Mezclamos todos estos ingredientes en un bol con una pizca de sal, un chorrito de zumo de limón y un chorrito de aceite de oliva. Reservamos.

A continuación, ponemos una sartén al fuego a temperatura media-alta con un chorro generoso de aceite de oliva.

Mientras el aceite calienta, preparamos los nachos cortando las tortitas de maíz en triángulos.

Freímos los nachos durante unos segundos en la sartén y, cuando estén dorados, los escurrimos bien y reservamos en un plato con papel absorbente.

A continuación, preparamos el guacamole. Para ello, pelamos y deshuesamos el aguacate y lo machacamos en un plato o bol con ayuda de un tenedor. Rociamos con un chorrito de zumo de limón y reservamos.

Por otra parte, retiramos la cazuela de queso fundido del fuego y removemos bien con una cuchara para que se integre bien con la leche.

Emplatamos cubriendo el fondo del plato con la pasta de frijoles y añadimos por encima los nachos. Terminamos vertiendo el queso fundido por encima, el pico de gallo y, finalmente, en el centro, el guacamole.

Servimos.