En un cazo ponemos la nata, la crema de cacahuete y el azúcar, y a fuego medio lo calentamos sin parar de remover hasta que rompa a hervir. En ese momento lo retiramos del fuego, añadimos la vainilla y removemos un poco más. Lo dejamos un par de horas para que pierda algo de temperatura, y después lo metemos en el frigorífico dentro de un recipiente con tapa. Yo lo tuve unas 15 horas, pero es suficiente con que la mezcla esté muy fría.
Pasado ese tiempo sacamos del congelador la cubeta de la heladera. Depende del fabricante, en la que yo utilizo hay que congelarla durante 24 horas como mínimo. Ponemos la heladera en marcha y vamos añadiendo poco a poco la mezcla que teníamos en el frigorífico. Esta vez no tardó nada en hacerse helado, unos 15 minutos y ya estaba listo.