La víspera, ase un ajo envuelto en papel plata y macháquelo junto a la pimienta verde y algo de sal gorda, más la cucharadita de pimentón. Diluya el majado con poquito aceite y el vino blanco e impregne con él la carne que guardaremos tapada y en la nevera.

Pele y eviscere los langostinos y perpetre una especie de fumet con sus pieles y cabezas más uno de los ajos sin pelar, la zanahoria, la parte verde del puerro, la cebolleta y el tomate. Espúmelo de vez en cuando y cueza 15 minutos.

En algo de aceite, dore el el resto de los ajos muy picados y añada la ñora en cuartos, un poco de puerro y tomate picados. Sorprenda a lo anterior con las costillas adobadas y remuévalas hasta que se doren. Agregue el arroz, vino blanco, las aceitunas, los níscalos troceados y el fumet.

Arroz que cubierto con una cantidad aproximada del doble, o algo más de caldo que de volumen, dejaremos que casi se termine al fuego para finalizarlo en el horno -unos 18-20 minutos-.

Antes de elevarlo a la impaciente mesa disponga sobre él los langostinos peladitos, salpimentados y brevemente pasados por la plancha.